domingo, 19 de julio de 2020

ADMINISTRAR JUBILACIONES SIN FINES DE LUCRO

 

Treinta años después ha quedado comprobado que el sistema chileno de las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFPs) ha sido un fracaso.  Nótese que hablo del fracaso de las administradoras, no de la Capitalización Individual, que por ahora y en estas latitudes parece ser el menos malo de los sistemas jubilatorios.

 

Desde siempre he sostenido -sin que le importe a nadie, por cierto- que la Seguridad Social en nuestros países subdesarrollados no puede tener fines de lucro, sino que debe estar en manos capaces de garantizar una buena jubilación a los aportantes después de 30 años de trabajo.  Una obviedad.

 

La historia demuestra que los sistemas de reparto en manos estatales son pésimos e injustos pues reparten “solidariamente” el esfuerzo personal de un trabajador que durante toda su vida laboral estuvo ahorrando para una jubilación digna.  En Chile antes del 81 fue un fracaso y en Argentina después de pulverizar a las AFJPs otro y peor pues incluso en ese país dieron jubilación a quienes nunca habían realizado un aporte.

 

Hoy Chile está en el ojo de una gran tormenta pues tres décadas después de la puesta en marcha del sistema se confirma que las AFPs y sus inversores han obtenidos ganancias más que suculentas mientras  han venido “fabricando” jubilados pobres.    Peor aún, ante la crisis económica provocada por el Covid y el descrédito de las administradoras, hoy se debate que los aportantes puedan retirar hasta el 10% del dinero que han juntado para su jubilación.  Serán jubilados más pobres aún.

 

Este debate ha trizado las alianzas políticas pues oficialistas y opositores se han dividido puertas hacia adentro entre los que están a favor y los que están en contra.  La última palabra será la del Presidente.   En algo tenemos que coincidir, será “pan para hoy, hambre para mañana”.

 

Pero volvamos al punto inicial.  La Seguridad Social no puede ni debe tener fin de lucro. En esta postura no busquen el sesgo ideológico del autor porque no lo hay, busquen el sesgo lógico.

La Revista de Análisis Económico -RAE-, en su edición Vol.31 No.2 Santiago Oct. 2016 presenta un trabajo del profesor Fernándo López, de la Facultad de Economía y Negocios, Universidad Alberto Hurtado, Chile, titulado “Industria de AFP chilena: ¿Cuánto gana y cuánto debería ganar?  El estudio comienza así:         

“En las últimas dos décadas, tanto expertos como la ciudadanía han considerado que las rentabilidades de la industria de las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) son "excesivas". Para sustentar esta afirmación, generalmente se comparan las rentabilidades de las industrias de AFP y bancaria. A modo de referencia, la rentabilidad sobre patrimonio promedio de las AFP en el período 1991-2015 fue 26,4%, cifra que supera en 66% al 16% alcanzado por la banca en el mismo período (ver Gráfico 1). Aunque estas cifras sugieren que la industria de las AFP obtiene ganancias sobre lo normal, tanto la dinámica como las fuentes de exposición al riesgo de ambas industrias son diferentes y, por tanto, no son comparables.

Gráfico 1: Rentabilidad sobre patrimono (ROE) de las industrias de AFP y bancaria en el período 1991-2015 (Cifras en porcentajes)


“Analizar si las ganancias de los dueños de las AFP son excesivas es relevante por al menos tres razones. Primero, el nivel de ganancias de una industria es un síntoma de su grado de competitividad. Si la rentabilidad observada en una industria es superior a la rentabilidad que se justifica por el nivel de riesgo del negocio, nuevos actores tendrán incentivos para ingresar y, como resultado, las ganancias de la industria caerán. En contraste, cuando un grupo de empresas tiene la capacidad de generar rentabilidades elevadas por un período sostenido de tiempo, generalmente se considera como un síntoma que refleja la presencia de barreras que limitan la competitividad de la industria (McAfee, Mialon y Williams, 2004). Segundo, esta falta de competitividad distorsiona la asignación de recursos de la economía. En el caso de las AFP, se produce una transferencia de excedentes desde los cotizantes hacia las administradoras. Esta transferencia también puede afectar otros mercados al aumentar la disponibilidad de recursos de las AFP y acentuar las necesidades de financiamiento de los cotizantes. Tercero, la percepción ciudadana de que la industria de AFP genera ganancias excesivas alimenta el descontento social afectando la legitimidad del sistema de pensiones.”

 

Luego de estos párrafos, la primera reflexión es, ¿y si esas utilidades en vez de ser repartidas entre los accionistas se hubiesen volcado a las cuentas individuales de los cotizantes, cuál sería el impacto sobre las jubilaciones?  Porque, convengamos, estamos hablando de muchísima plata.

 

En Chile, a partir de 1958, es decir diez años antes que se dictara la ley que las regula, se crearon las mutualidades de accidentes del trabajo (ACHS, Mutual e IST), que son un subsistema de la Seguridad Social y que administran SIN FINES DE LUCRO y con participación paritaria todo lo relacionado con la prevención de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales.  En general lo han hecho más que bien, prueba de ello es que nadie ha insinuado siquiera meterles mano, y eso que allí se mueven mucho miles de millones de pesos.  Lo que quiero significar es que si se quiere, se puede.

 

¿Qué impediría entonces que el sistema de pensiones tenga un mecanismo de administración similar?   Sin dudas que eso será siempre mucho mejor que terminar con el sistema, o volver todo a manos del Estado.  Insisto, el sistema no es el problema, sino sus administradores.

 

En Chile se ha hablado mucho de reforma previsional; se han armado comisiones, se han realizado estudios, han opinado todos los actores de la política, pero varios años después todo sigue tan peor como antes.

 

Ahora, permitir que los aportantes retiren hasta un 10% de sus ahorros jubilatorios es francamente una pésima idea.  Por qué no explorar esa otra alternativa?

 

El tema sin dudas es para un largo debate (otro y otros más), pero hay que darlo, y en lo posible con más voces técnicas que políticas pues el asunto es demasiado delicado para dejarlo en manos de los políticos. ¿O no cree usted?

sábado, 11 de julio de 2020

"HAGAN BUENAS HISTORIAS DE LOS CORRUPTOS Y LAS VÍCTIMAS"

Me voy a tomar una licencia.  Hoy no escribiré una columna de opinión, la cederé a una crónica porque me parece que el tema lo vale.

 

Hoy, 11 de Julio es el Día del Periodista en Chile. Fecha propicia para compartir conceptos urbi et orbi sobre la profesión comentados por Mónica González, Premio Nacional del Periodismo 2019 a los cuales adhiero100%.   Al que le caiga el sayo…ya saben.

 

Consecuente con su estilo de hablar sin pelos en la lengua, la periodista dice:  “Hay que tener más talento que ayer; no hay que ser políticos, hay que ser periodistas.  Y eso es difícil porque “puchas” que les gusta a nuestros colegas ser políticos”. Lo dice mientras dialoga en un foro con periodistas vía Skype, organizado por la Radio de la Universidad Austral de Chile.

 

Categórica, González -reconocida por ser una de las mejores plumas hispanas en Periodismo de Investigación, enfatiza: “No.  Hay que ser periodistas.  Yo no entiendo por qué no se dedican a la política.  Hay que ser periodistas, no hay que tener anteojeras.  Eso te da credibilidad.  Somos más vitales que nunca”.

 

DESMENUZAR EL PODER

 

Hablándole a sus colegas jóvenes, agrega: “Somos el único cordón umbilical que une a la gente que está cagada de susto, llena de miedo por el poder.  Y nosotros tenemos que desmenuzar el poder, con respeto…(   ) Y exigimos que se nos trate  con respeto, y cuando no nos tratan con respeto pateamos, reclamamos para que esto se acabe”.

 

Luego, casi como una arenga, provoca a sus colegas:  “Desmenucen las cajas, sigan las líneas del dinero, hagan buenas historias de los corruptos y las víctimas.  Pongan el mejor talento al servicio de contar historias.  Hagan que la gente se estremezca y se indigne”.

 

Ahora opino yo.  


Hay que rescatar de manera Urgente a aquel periodismo de las preguntas incómodas, aquel que lo cuestiona todo e incomoda a todos, y al mismo tiempo hay repudiar al periodismo genuflexo o aquel que sólo se alimenta de gacetillas.  Esperemos que esto también sea una consecuencia de la nueva normalidad ¿O no cree usted?

VIOLENCIA MACHISTA. AY QUÉ TEMA, ¿NO?

“L a acumulación de crímenes por violencia machista ha originado entre los lectores diversos debates sobre cómo deben contarse estos abomina...