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domingo, 4 de octubre de 2020

UN CUENTO DE HADAS O LA UTOPÍA DE LA POLÍTICA

 

Para hacerla corta de enfoquemonos sólo en América, desde Canadá hasta el Canal de Beagle.  No hay país donde los gobernantes no hayan resultado una decepción para sus electores y para los otros con mayor razón.

 

Es que cuando son candidatos en general hablan sin saber qué país recibirán, me refiero fundamentalmente al tema económico. También prometen lo que saben que no podrán cumplir y que si no lo hacen quedará cómodo echarle la culpa a la oposición. En general en las campañas hay humo, mucho humo y la gente no militante terminará votando al menos malo, porque los militantes puros y duros se inmolan por sus candidatos.

 

Los políticos de profesión (que forma elegante de llamar aquellos que han hecho de la actividad su forma de vida) en general no han cambiando mucho la forma de hacer campaña; siempre lo mismo con una retórica casí ridícula, pues zurdos y derechos te venden la promesa de “una sociedad más justa, más solidaria, con mayor justicia social” y bla, bla, bla…..  Los “nuevos políticos”, aquellos que reniegan y desprecian a la actividad te venden “una nueva forma de hacer política”, pero al poco tiempo cuando le agarran el gustito terminan mimetizados.  Es probable que por allí haya alguna excepción, tan mínima, que quizás ni siquiera llega a notarse.

 

Estamos en el año 20 del siglo 21 y muchas cosas del “arte de la política” no han cambiado.  Quizás sea hora que cambien, y que la gente común, hoy cada vez más empoderada por las redes, lo pida, lo exija, lo reclame a voz en cuello.   

 

Ocurre que en tantos años de vida republicana en nuestros países muy pocas cosas han cambiado como para revertir la pésima imagen que la gente tiene de la política; por eso no hay que seguir con más de lo mismo. Hay que recuperar la confianza y la credibilidad de las personas, porque mal nos pese, no hay otro sistema mejor de gobierno.

 

1.- Primero y principal.  Todo aquel que aspire a cargos Presidenciales y parlamentarios debiera presentar (por qué no?) y pagar de su peculio, un examen psico-técnico que evidencie que está apto para la tarea.  Esa aptitud se la exijen hoy a cualquier persona hasta para el trabajo más sencillo, por qué no a ellos?  Obviamente habrá que pedirle a expertos que diseñen el perfil para cada tarea.  Sería un requisito más, que tampoco tienen tantos.

 

2.- Resultaría indispensable que cada candidato presidencial diga con quién pretende ejecutar la tarea a la que aspira.  Es decir, que muestre al menos quiénes serán sus ministros, pues eso determina también si uno quiere o no darle la preferencia.   Hay demasiados casos en que si los electores se hubiesen enterado a tiempo, quizás algunos resultados hubiesen cambiado, o al menos los candidatos se hubiesen cuidado en la selección de colaboradores.*

 

3.- No más candidatos a dedo a puestos por las cúpulas.  Los candidatos tienen que ser locales y ser genuinos representantes de los lugares que aspiran a representar. No son pocos los casos en que los partidos ponen candidatos fuertes (mediáticos) en lugares donde son débiles y con eso entusiasman a la gente.  O al revés, candidatos débiles en lugares fuertes donde con el caudal cautivo de votos saldría elegido hasta el Pato Donald.    

 

Si los partidos funcionaran de verdad ninguna cúpula podría decidir candidaturas, y por el contrario debiera aceptar, o al menos negociar con las bases debidamente organizadas las representaciones territoriales, pero claro, who cares?

 

4.-  Hay que terminar con una de las mayores distorsiones de la representación popular: las listas sábanas.  El chorreo de votos que termina eligiendo a cualquier desconocido, o allegado, u oportunista ha demostrado que sólo sirve para nivelar hacia abajo. 

 

5.-  Ni hablar de las cuentas con la Justicia.  Es hasta ridículo decirlo, pero nadie que esté siquiera procesado debiera pretender aspirar a un cargo de representación popular.  Sí, leyó bien, ni siquiera procesado.

 

Si sólo se comenzara con estas pocas modificaciones, seguro que algo comenzaría a cambiar en la política que tanto decepciona.  Hoy amanecí con ganas de escribir sobre ficción.  Podría haber sido un cuento de hadas o sobre la Utopía de la Política.  Opté por esto último porque la esperanza es lo último que debemos perder, ¿o no cree usted?

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*: No vengan con la excusa de las negociaciones hasta último momento.  Negocien antes. El tema es demasiado delicado e importante para improvisaciones.

jueves, 6 de agosto de 2020

CHILE FENOMENAL

 No sé si se habrán dado cuenta, pero en los últimos diez meses hemos venido de fenómeno en fenómeno.

 

Arrancó el Estallido Social con una chispita que me hizo recordar esas películas en que el bandido deja caer un fósforo sobre un hilito de combustible y estalla todo.  Es que Chile venía alimentando ese hilito de  combustible hace 29 años.  Fue (en realidad es) un fenómeno. Porque el Estallido Social lo activaron los jóvenes y lo manejaron todos y nadie al mismo tiempo pues la política tuvo que acovacharse.

 

No salíamos de una cuando nos enteramos que desde China se venía algo complicado de lo que no sabíamos mucho, pero era como esas cosas de las películas. Covid19 lo llamaron, y aquí estamos, cinco meses después tratando de entender cómo se sale de esto y viviendo de una forma rara.

 

Y mientras tratábamos de entender ese fenómeno nos encontramos con otro.  Los chilenos que por casi cuarenta años han venido juntando platita para su jubilación se encuentran con que el sueño dorado del jubilado no existe, que en quienes confiaron su dinero para el retiro son hoy extremadamente ricos y al mismo tiempo fabricantes de jubilados extremadamente pobres.  

 

Déjenme reforzar esa afirmación con el estudio “Industria de AFP chilena: ¿Cuánto gana y cuánto debería ganar?  del profesor Fernándo López, de la Facultad de Economía y Negocios, Universidad Alberto Hurtado, que dice así:

 

“En las últimas dos décadas, tanto expertos como la ciudadanía han considerado que las rentabilidades de la industria de las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) son "excesivas". Para sustentar esta afirmación, generalmente se comparan las rentabilidades de las industrias de AFP y bancaria. A modo de referencia, la rentabilidad sobre patrimonio promedio de las AFP en el período 1991-2015 fue 26,4%, cifra que supera en 66% al 16% alcanzado por la banca en el mismo período (ver Gráfico 1). Aunque estas cifras sugieren que la industria de las AFP obtiene ganancias sobre lo normal, tanto la dinámica como las fuentes de exposición al riesgo de ambas industrias son diferentes y, por tanto, no son comparables.”

 

Y ahí se vino el otro fenómeno. El oficialismo se peleó, el Presidente Piñera se debilitó aún más y el Congreso intimidado por aquello de que “vox populi, vox dei” no tuvo otra alternativa que diseñar la llave maestra para que las AFPs abran sus cajas fuerte y le devuelvan a los chilenos el 10% de sus ahorros previsionales.  Me acordé de la frase, “Vamos Chile que se puede”.

 

A propósito de Piñera.  Todo herido y masgullado por la rebelión de los propios, por las críticas por el manejo de la crisis Covid19, que entre sus víctimas se cobró al ministro de Salud, hace lo que cualquier Presidente en crisis: cambia de gabinete.  Opino que con esa decisión Piñera ha superado sus propias malas decisiones.  Puso en Interior a Víctor Pérez, del ala más derecha de la UDI y que en su currículo exhibe haber sido Alcalde designado por Pinochet.  Un tipo que no debe conocer el mundo real, en el que viven los chilenos de a pie porque desde 1981 vive a costa del Estado.  Un becado de la política.

 

En realidad el cambio de gabinete, por lo menos así me parece a mí, está lejos se lograr armonía y entendimiento entre los chilenos. La decisión presidencial fue nuevamente la chispa sobre el hilo de combustible pues dio pie para que los grupos más radicalizados vuelvan a las suyas, a crear un ambiente de tensión que sólo le hace peor a Chile.

 

 “De esto nada puede salir bien”, pensé. Lamentablemente no me equivoqué.  Volvió la violencia a las calles, volvió la violencia a La Araucanía, mientras Agosto comienza con un 12% de aprobación para el Pdte. Piñera. Otro fenómeno; o acaso alguien recuerda que en la historia republicana de Chile un Presidente haya alcanzado esos números.

 

“Lo tienen por las cuerdas”, dijo alguien por allí, y lo graficó diciendo que por eso volvieron a sacar desde un cajón el proyecto del impuesto a los “súper ricos” que estaba quietito desde Junio.

 

Al Presidente le quedan 20 meses de mandato, lo cual puede ser mucho o poco dependiendo del lado de la vereda que lo mires.  Creo que para Piñera es mucho, casi demasiado.  Algunos quieren que renuncie ya.    A mí me parece una pésima idea.  Preferiría que tome la iniciativa de anticipar las elecciones Presidenciales y Legislativas, pues de ese modo aprovechamos de fumigar todo, ¿o no cree usted?

 

 

FENÓMENO: Cosa inmaterial, hecho o suceso que se manifiesta y puede percibirse a través de los sentidos o del intelecto.

 

 

 

domingo, 3 de mayo de 2020

...NO SON LOS MEJORES


Ya lo dijimos en un artículo anterior.  Los que gobiernan son solamente los más votados, no los mejores.   Eso queda en evidencia en forma casi permanente, pero mucho más evidente aún en una Emergencia Sanitaria sin precedentes, sin experiencia ni manuales de procedimientos.  Una pandemia a lo Machado, haciendo camino al andar.

No cabe dudas que el “top-top” de esta lista es Mr. President, Donald John Trump quien el 22 de Enero de este año, al día siguiente de la primera muerte de Covid19 en Estados Unidos, dijo, “lo tenemos totalmente bajo control. Todo va a estar bien”. Recién 51 días después declaró la Emergencia Sanitaria.  El resto de la historia es conocida; su país es el No.1:  Tiene el 33,62% de los contagiados del mundo y el 27,45% de los fallecidos.1

Le sigue su “follower” más acérrimo, Jair Messias Bolsonaro, cuyo país ostenta la tasa de contagio más alta del mundo, 2,8.  Esto significa que cada contagiado transmite la enfermedad a casi tres personas más.2     No obstante aquello, el presidente de Brasil ha visto con agrado -apoyado es la expresión correcta- la apertura de centros comerciales sin ningún tipo de medida preventiva; distanciamiento social, por ejemplo.  Y él además ha hecho gala de salir a mezclarse con la gente como si todo lo que está pasando sólo fuera ficción.

Más cerca nuestro, Sebastián Piñera en Chile, país que tiene un alto número de infectados respecto de su población, pero al mismo tiempo el que más testeos realiza por millón de habitantes introduce en medio de la pandemia el tema del plebiscito de Octubre, cuestión que irrita a propios  y a ajenos.  Especialmente a aquellos     que esperan reformar la Constitución promulgada por la dictadura de Pinochet hace 40 años.  Inoportuno tema arriba de la mesa en momentos en que aún el virus no ha hecho peak en su país; es decir  el foco de la preocupación está en otro lado, y  es discutible además  si este es un tema que importe directamente al Presidente.

En tanto en Argentina, crece con más fuerza la convicción de que el novel presidente Alberto Fernández buscará refugiarse en la pandemia y la cuarentena todo lo que sea posible pues de esa forma coloca un manto de postergación a uno de los problemas más graves que enfrenta una vez más su país.  Otro default.   

Argentina quedó quebrada después de la administración Macri.  Fernández prometió soluciones que no ha podido ni podrá cumplir, pues no tiene un solo peso en la caja y tampoco un plan para salir del trágico momento económico que vive el país.  Los acreedores lo tienen arrinconado y negocian con un joven ministro de Economía de poco peso.  En estos días además Fernández escuchó -aunque lo niegue- uno de los peores cacerolazos de los últimos tiempos motivado por la liberación a destajo de presos; cuestión que primero respaldó y luego negó.  En un par de días.

Mientras haya cuarentena el presidente argentino seguirá teniendo poder y apoyo de prácticamente todas las fuerzas políticas.  Cuando termine la cuarentena volverá a la dura realidad, y quizás a perder el poder.

En fin. Es una tragedia tener que admitir que los que gobiernan no son los mejores, sino políticos que en determinado momento sacaron muchos más votos que sus rivales. Lo peor de todo es que son el resultado de la voluntad popular, lo que nos llevaría a decir, nada de qué quejarse.

La nueva normalidad traerá, sin dudas, nuevos usos y costumbres; sin embargo estoy casi convencido que no cambiará la calidad de los políticos ni las exigencias de la ciudadanía para tener mejores representantes en las instituciones del poder. O no cree usted?
  
1: Fuente: Wikipedia, Mayo 3 de 2020
2:  Fuente, Imperial College de Londres

VIOLENCIA MACHISTA. AY QUÉ TEMA, ¿NO?

“L a acumulación de crímenes por violencia machista ha originado entre los lectores diversos debates sobre cómo deben contarse estos abomina...