Mostrando entradas con la etiqueta gobernantes. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta gobernantes. Mostrar todas las entradas

domingo, 10 de mayo de 2020

UNA FICCIÓN DEVALUADA, UNA REALIDAD AUMENTADA

Estamos siendo protagonistas de un fenómeno nunca visto y mucho menos imaginado.  Estamos siendo protagonistas de una escena surrealista.

Es un surrealismo que impacta, conmueve y emociona pero que se comienza a vivir con naturalidad.  La gente va y viene por las calles con tapabocas, algunos con guantes, respetando las filas en el banco o en algún negocio a la hora de comprar, y comiendo comida de restaurante,  pero en casa......."

¿Será lo que llaman la Nueva Normalidad?   Pero, como puede ser algo normal si no sabemos para dónde va ni tampoco cuándo termina?

Los medios convencionales, digitales y de redes, nos muestran a “expertos” hablando y teorizando sobre una realidad que nunca vieron.  Una realidad cuyo punto más cercano podría haber sido un libreto de Hollywood.   Sin embargo, convengamos, un libreto de Hollywood con esta imaginación hubiese sido desechado por exagerado. Una cosa es la ciencia ficción y otra cosa la realidad que la supera.

Me quedo con la frase de una amiga:  “Lo unico que se puede ver es la tristeza en los ojos de la gente , de resignación frente a esta situación, el ya no ser dueños de nuestras vidas”.   Tremendo, pero verdadero, o alguien se atreve a afirmar lo contrario?   Vamos por parte.

Hay tristeza porque la alegría está arrinconada por ahí.
Hay resignación porque es esto o esto. La gente no dispone de muchas opciones para manejar su vida.
La pérdida de pertenencia de las vidas própias es muy fuerte; esperemos no sea irreversible.  En nombre de la “Nueva Normalidad” se pueden hacer muchas barbaridades.

Cómo se sale de esto?  Qué buena pregunta cuya respuesta pasa inevitablemente por economía.

Hay gobiernos, lo menos, quizás los más retrógrados,  que creen que de esto se sale subiéndole impuestos a aquellos que pueden pagarlos.

El efecto más devastador del Covid19 será sin dudas el impacto económico.  Cientos de miles de personas sin empleo; cientos de miles de empresas en las puertas de la quiebra; cientos de miles de empresas quebradas.  Algún día tendremos los números de qué fue mejor o peor.  Por hoy lo más concreto que tenemos a la vista a es a gente jodida o muy jodida.

Sin embargo, yo que de economía sé nada  voy a opinar igual.  Qué más da los que saben opinan y no pegan una.

Personalmente creo que bajar los impuestos a las personas y a las empresas es la salida más efectiva, eficiente y menos dolorosa porque los Estado -creo yo- pueden emitir exactamente el faltante que tengan en caja para financiar sus obligaciones básicas. Bajo riesgo de inflación, porque no hay más circulante que el que falta.

Sin embargo, las personas y las empresas que dejan de pagar impuestos inevitablemente volcarán ese dinero al consumo, a la economía real.  Será dinero fresco, reactivador. Es elemental o estoy muy perdido?

Como vivimos en el mundo de los vivos se podría incluso reglamentar que aquellos que se acojan al no pago de impuestos queden coartados de participar de la timba financiera, algo que siempre es muy tentador.

Pero volvamos a la tristeza en los ojos de la gente. Qué tremendo, no?
Es tristeza por todo.  Por lo poco que podemos hacer, por lo que hacen quienes nos dirigen, por la incertidumbre, por las pérdidas, por los afectos, porque esto hoy parece eterno y porque la solución no está a la vuelta de la esquina.  Las deidades han quedado devaluadas.

¿Cómo así.  Será que el Ser Supremo en el cual muchos creen, que sólo quiere lo mejor para su rebaño se escabulló al primer problema en serio en serio?

Será que Covid19 no sólo ha puesto en jaque a los científicos y los gobiernos sino también a las religiones?   

Ya tenemos tema para el próximo artículo, ¿o no cree usted?




lunes, 13 de abril de 2020

LOS QUE GOBIERNAN NO SON LOS MEJORES, SON SIMPLEMENTE LOS MÁS VOTADOS


¿Por qué nos quejamos siempre de nuestros representantes elegidos por el voto popular?
¿Tendrá que ver con la lógica difusa o con el falso dilema?  
Dejemos eso para los analistas y focalicemonos en el mundo real.

Crecimos con la creencia o ilusión de que quienes nos gobiernan están allí porque son seres superiores, superlativos, primus inter pares, cuando en realidad no es así.   Hay y ha habido excepciones, es cierto, como las hay en todas las actividades y relaciones de la vida, pero son eso, excepciones y no una regla.

Un Presidente, un Gobernador, Intendente, Diputado, Senador, Alcalde o Concejales están donde están porque mucha gente los voto.   A veces ni siquiera son los más votados, pero son los que llegaron.

Lo que ocurre es que nos han hecho creer, y nosotros lo hemos creido sin siquiera cuestionarlo, que un mandatario de la voluntad popular es un tipo excepcional.  En todo y más amplio sentido de la palabra.

Ello lleva a que la gente espere mucho, a veces demasiado, de quienes no necesariamente han sido elegidos por su capacidad, sino simplemente porque son populares o por una simple decisión tomada a puertas cerradas en las oficinas de algún partido.  Otros sólo son parte de una lista para completarla y uno termina eligiendo a quien no eligió.  ¿Se entiende?

Los distintos sistemas de elección no son perfectos pues no reflejan necesaria y estrictamente la voluntad popular, pero es lo que hay.

Eso hace que la brecha entre expectativas y realidad  sea siempre amplia, y mucho más aún cuando el representante popular toma decisiones sin tener el cuenta la opinión de sus representados.   En los últimos tiempos esto ha quedado más que evidente frente a temas complejos como el aborto, el divorcio, la muerte asistida, la paridad de género, las etnias, etc.

La salida “cómoda” en situaciones como estas es el voto en conciencia.  Falaz.  Jamás un representante del voto popular podría votar en conciencia porque está donde está porque representa la expresión, voluntad, creencias, convicciones de un grupo determinado de personas que le ha confiado los represente en el cargo al cual ha postulado.    El voto en conciencia es la salida cómoda de los partidos que no quieren abordar temas espinudos, ni mucho menos ir a la fuente de su representación.

En realidad, y aunque sea duro decirlo, uno no debiera esperar mucho de sus representantes populares, pero sí exigirles en demasía.  Para ello es necesario e indispensable que la sociedad se organice y participe, caso contrario seguirá ejerciendo el rol de rebaño que tanto facilita las cosas de la política, la cual -dicho sea de paso- funciona en el sistema menos malo de representación popular que se conoce hasta ahora.

Lo que no puede ocurrir es que desde sus cargos nos hagan creer que son seres que tienen la Verdad, porque no es así.   Es más, siempre estará la duda si eran aptos para llegar allí.

Lo que las personas no pueden perder de vista es que los que gobiernan no son los mejores, sino simple y sencillamente en la mayoría de los casos son los más votados, lo cual no es sinónimo de capacidad alguna.  Por otro lado no hay que perder de vista que difícilmente ellos harán algo para llevar agua para su molino, sí el suyo de Ud., porque primero siempre procurarán que el agua vaya para su molino, sí el de ellos. ¿O no cree Ud.?

11 Abril 2020

VIOLENCIA MACHISTA. AY QUÉ TEMA, ¿NO?

“L a acumulación de crímenes por violencia machista ha originado entre los lectores diversos debates sobre cómo deben contarse estos abomina...