lunes, 17 de agosto de 2020

ARGENTINA: QUE HABLEN CLARO


Transcurridos cinco meses de cuarentena no sólo se han deteriorado en la Argentina las cifras de contagiados y fallecidos, la economía y todos los indicadores de bienestar social. 

 

Ese deterioro no ha eximido a la credibilidad y la imagen presidencial.  En los últimos días nos hemos enterado de que las cifras no parecen ser lo que son.  Un aporte más a la poca y ninguna confianza en las instituciones vernáculas.  Sin datos confiables es difícil gestionar. Elemental.

 

En temas sensibles hay que hilar fino. Hablemos del conurbano donde parecería estar el foco de lo que no se sabe bien.  Hoy seguir mostrando números CABA-AMBA parecería que conlleva una segunda intención: no mostrar la realidad del Conurbano.

 

¿Por qué no afinar la focalización geográfica de los casos presentándolos en un Mapa de Riesgo por Partidos?  Así sabríamos bien dónde está el problema, y sin dudas, mejoraría la gestión.   Quizás eso evitaría que el encierro lo paguen “justos y pecadores”, permitiendo entonces restricciones diferenciadas por distritos lo cual aliviaría la angustiada situación de miles de personas.  Elemental también.

 

Con todo el derecho a desconfiar uno podría pensar que no presentar datos por partidos llevaría implícito tener que admitir que los principales focos de contagios están en zonas electoralmente adictas. La falta de transparencia y mensajes confusos les dan a las personas todo el derecho a ser desconfiadas.

 

Cuando uno toma decisiones espera como contrapartida resultados probables. Eso se llama presupuesto.  Cuando eso falla las razones pueden ser variadas, las responsabilidades también, sin embargo, el gobierno parece no hacerse cargo de ninguna, y, por el contrario, pone el foco en la culpa de los otros.  Eso en el barrio tiene nombre muy feo.

 

Y ya que hablamos del sentir popular, la conclusión de lo que ocurre se puede resumir en la siguiente frase: “la gente no come vidrio”.

 

Por otro lado, sería saludable y serio contrastar cifras Covid vs estadísticas estacionales de enfermedades respiratorias.  No debemos olvidar que todos los años los establecimientos de salud colapsan y los contagiados y fallecidos se incrementan de manera preocupante.  Entonces, si se desagregaran las cifras todos sabríamos dónde estamos parados; si podemos estar más tranquilos o más nerviosos, y lo que es más importante cuál es la verdadera realidad.  Lo que se pide no implica nada más que agregarle un par de columnas a la Excel, pero sería muy saludable, ¿o no cree usted?

 


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