jueves, 17 de septiembre de 2020

HASTA QUE EL REBAÑO SE REBELE

La política nace como una actividad noble. Resumidamente podríamos decir que cuando Platón (429 – 347 a.C.),  autor de La República, pensó en ella al redactar su obra lo hizo en el contexto de una profunda crisis por la derrota que habían sufrido los atenienses a manos de los espartanos. Se propuso entonces la creación de un Estado ideal, con la mejor forma de gobierno posible a cargo de una élite dirigente.

Ya en ese época este pensador tenía claro que todas las formas de gobierno tienden a degenerar, por lo que había que aplicar un sistema político que impidiera esa degeneración. Consideró que para lograrlo, la sociedad debía jerarquizarse en tres clases según las partes del alma o naturaleza humana.

Esas  tres partes del alma eran: la que conoce y razona (sabios y filósofos); la emocional e impetuosa (soldados); y la que busca la satisfacción material (el pueblo). 

Por su formación y elevadas cualidades, los sabios y filósofos eran los destinados a gobernar, y, pongan atención a lo siguiente: el gobernante tendría que vivir en colectividades y atender los intereses de la mayoría o del pueblo. No tendría derecho a poseer propiedades, porque la confusión entre intereses públicos y particulares es la principal causa de la degeneración en el poder.

Dejésmolo hasta alí.  Sin ser un erudito, uno no puede menos que coincidir con la conclusión de que “la política es un quehacer ordenado al bien común, que promueve la participación ciudadana al poseer la capacidad de distribuir y ejecutar el poder según sea necesario para garantizar, valga la redundancia, el bien común en la sociedad”.

 

Sin embargo, se ha escrito que con la aparición del Estado moderno, la definición de la política alcanzó otros significados configurándosela como la “lucha por el poder”. Uno de los fines de la política es la forma de obtener y conservar  poder, lo que implica una lucha por él, aunque ya se lo ejerza.  
 
Entonces, es esa lucha defenfrenada por el poder la que termina pudriéndolo todo.  Ingenuamente uno podría decir que eso tiene solución en tanto y en cuanto a esa lucha obsesiva por el poder se le ponga límite.  Y ahí, en esa aspiración es donde se estrella la ingenuidad.
 
Lo que nace como una “vocación de servicio público” se destruye por completo cuando aquello se convierte en una forma de vida.  Ejemplos sobran.  Hay gente que no conoce otra forma remunerada de vivir que no sea a costa o gracias a la política, y por una cuestión de síntesis me quiero referir sólo a cargo de elección popular.
 
No importa en qué país estés leyendo esto. Asomate a la ventana e identifica cuántos políticos conoces que ya lo eran cuando vivías tu infancia y hoy, que eres un adulto de 30 ó 40 años siguen allí.  Ellos son, sin excepción alguna la degradación misma de la política.  Según les venga la mano van desde un municipio a una Cámara de Diputados, a un Senado, y algunos los más afortunados, hasta llegan a la Presidencia.  Otros “suertudos” han logrado anclarse a sus bancas parlamentarias "ad eternum".  
 
Eso es, sin lugar a dudas, la degradación de la política. Gente que te habla de esfuerzo, de compromiso y, por supuesto, “de una sociedad más justa y solidaria”, y los más “progres” le agregan, “inclusiva”.  Nuevamente, asómate a la ventana y dime dónde viste que haya ocurrido eso, pero en serio.
 
Así como están las cosas -insisto- no importa el país donde estés leyendo, todo hace presumir que nada va a cambiar, lo cual es muy obvio.   Son ellos mismos quienes redactan sus “leyes laborales”, es decir, fijan sus sueldos y beneficios.  Y si alguien “se pasa de rosca” ellos mismos se fiscalizan.   A todo lo anterior hay que agregarle la respectiva cuota de nepotismo y amiguismo a costa del bolsillo de los contribuyentes
 
Nada cambiará si algo no cambia. El cambio no está en ellos, sino en la gente que, de una u otra forma va a encontrar o tiene que encontrar cómo reclamárselos, y evitar de paso un estallido social como el de Chile, que a un inmenso costo humano y material -pandemia de por medio- ha logrado rebajar las dietas, frenar las reelecciones eternas de parlamentarios (discusión que duró ocho años) y ahora sólo falta reducir el número de diputados y senadores, que también se hará.  Sin ser pitoniso me atrevo a decir que esos recortes en nada afectarán la calidad institucional, pero sí pondrá fin a aquello de vivir a costa de la política.
 
Chile, el país “ejemplo” de estabilidad, crecimiento y desarrollo estalló de bronca e impotencia 30 años después del retorno a la democracia.  La gente se hartó de que en 24,5 años de la Concertación de centro-izquierda, y 6,5 de la coalición de centro-derecha encabezada dos veces por Sebastián Piñera le prometieran como aquel almacén de la esquina “hoy no se fía, mañana sí”. 
 
Quedarse eternamente en el poder hace creer a los polìticos que es algo que les pertenece y por lo tanto disponer de él a su antojo. El poder es codicia, la codicia dinero, y el dinero de la política, corrupción. Y pensar que hace 2.673 años Platón esto lo vio venir pero nadie, o pocos, muy pocos pudieron o quisieron corregir a tiempo. Es que son incorregibles, hasta que ese rebaño llamado ciudadanía se rebele. ¿O no cree usted?

sábado, 5 de septiembre de 2020

LA FALSA DE LA VACUNA


La falsa de la vacuna. Sí, la falsa, no la farsa. 


Me refiero a la expectativa que autoridades urbi te orbi y medios de comunicación, por cierto, han ido creando respecto de la vacuna que nos salvará del Covid-19. 

 

Todo gira en torno a que cuando tengamos la vacuna seremos vacunados, y listo. Fin del problema que nos tiene asustados, encerrados, desgastados y golpeados psíquica y económicamente, rehenes de autoridades que, al igual que nosotros, han ido haciendo camino al andar, aprendiendo de a poco del Covid-19 y provocando aciertos y errores. Nuestra gran diferencia con ellos es que nuestros aciertos o errores son de poco impacto, los de ellos masivos. Y así estamos around the world, con una crisis que al parecer tendría una sola salida, la vacuna. 

 

Ahora bien, seamos sinceros, todos, diría casi sin excepción, hablan llenos de esperanza y optimismo que la vacuna a comienzos del 2021 pondrá término a nuestras penurias actuales. Gran aporte a aquello son los medios de comunicación que al parecer renuncian a la  indispensable rigurosidad que requiere la profesión a cambio de un título rimbombante. 

 

¿Alguien conoce algún caso a nivel mundial en que una vacuna haya acabado de un pinchazo con los efectos devastadores de una pandemia?  Creo que no. Por eso hablo de la falsa de la vacuna. Falsa creencia de que el pinchazo nos volverá a como vivíamos antes de tomar conocimiento de que en China existe una ciudad de 11 millones de habitantes llamada Wuhan. 

 

PÁJARO DE MAL AGÜERO

 

No quiero ser pájaro de mal agüero, pero es difícil evitar recordar que la viruela fue la primera enfermedad que tuvo vacuna. Eso fue en 1796 cuando un señor llamado Edward Jenner comenzó con los primeros ensayos. Recién en 1980, hace apenas 40 años, la Organización Mundial de la Salud la declaró totalmente erradicada. 

Existe una vacuna segura y económica, la del Sarampión, que fue aprobada por la FDA en 1963; sin embargo la enfermedad que llegó a matar 2,5 millones de personas por año, aún continúa.  Recién en los años 80 se implantó globalmente en lo que se conoció como uno de los mayores avances en salud pública de las últimas décadas. A pesar de eso el Sarampión  sigue vivo en países con sistemas sanitarios deficientes.  

¿Y la Poliomielitis? La página web del laboratorio Sanofi nos cuenta que a principios del siglo 20, la poliomielitis era una de las enfermedades más temidas en los países industrializados; sin embargo, poco tiempo después de la introducción de vacunas efectivas en los 50s y 60s, la polio se pudo controlar y fue eliminada como un problema de salud pública en la mayoría de los países en el mundo, con excepción de Nigeria, Afganistán y Pakistán.  Hoy, en el 2020, la enfermedad está controlada en un 99%. 

 

¿De dónde hemos sacado entonces, y basados en qué rigurosidad científica de que el pinchazo contra el Covid-19 solucionará nuestros problemas y el de los gobiernos que la siguen combatiendo a los tumbos?

 

Mientras, el diario argentino Página 12 nos dice que “si no fuese por la premisa no escrita del periodismo hegemónico de que todo lo bueno de Cuba no se cuenta, llamaría la atención que la noticia haya pasado prácticamente desapercibida: por estos días, la vacuna "Soberana01" comenzó los ensayos clínicos en humanos y se convirtió en la primera de América Latina -y de todo el mal llamado "mundo subdesarrollado"- en avanzar a esa segunda fase".


Y agrega: "Desde que arrancó los ensayos clínicos el 24 de agosto, (N. de la R.: Hace 13 días) reporta cero evento adverso grave luego de la inyección de los primeros 20 voluntarios", según tuiteó Dagmar García Rivera, directora de investigaciones del Instituto Finlay, el centro científico estatal cubano que dirige el proyecto".


Los lectores sabrán evaluar la seriedad de las conclusiones de un ensayo de 13 días sobre apenas 20 personas.  Sigamos.

 

Mientras tanto en otro lado del mundo la OMS (N. de la R.: De dudosa confianza)

dijo este viernes 4 de Septiembre que, siendo realistas, las vacunas para la COVID-19 no llegarán a los países hasta mediados o último trimestre del  2021. (Ver, https://news.un.org/es/story/2020/09/1480042)

Para ir cerrando.  Creo que con deseos más que con convicciones reales, y científicas que es lo que verdaderamente importa, nos entretienen con que a fin de año o los primeros meses del próximo nuestros problemas se comienzan a solucionar.  Y ni hablar de Donald Trump que anunció que espera comenzar a distribuir la vacuna a fines de Octubre o comienzos de Noviembre. Claro a él lo tienen que votar el martes 3 de ese mes.

 

Por eso reitero, creo que nos han embarcado en la falsa expectativa de la vacuna. O no cree usted?

 

sábado, 22 de agosto de 2020

SOBRAN RETÓRICA E INDOLENCIA

Tristeza y bronca.  En la misma cantidad e intensidad.

 

En Argentina murió Solange Musse, una mujer de 35 años con cáncer de mamas terminal cuyo único y último deseo era ver a su padre. Ese deseo no se cumplió.

 

La Policía de Córdoba de Huinca Renancó no dejó que el padre llegue a ver a su hija. El hombre hacía un viaje de 1.095 kilómetros, desde la ciudad neuquina de Plottier hasta la cordobesa de Alta Gracia donde residía la mujer, cuando fue atajado en ese lugar.  

 

El argumento policial fue que el examen que se le hizo allí (un test rápido) dio  positivo, pero la madre de Solange, según consigna  www.diariotextual.com

dijo que al padre le hicieron un testeo en Huinca Renancó que había dado positivo y no se lo dejaron ver, pidió un hisopado y se lo negaron”. En virtud de esa positividad la policía se apegó, se aferró estrictamente al protocolo sanitario.  

 

El sentido común, el buen criterio, una pizca de humanidad, nada más que eso hubiesen sido suficiente para entender el relato del padre e incluso un par de llamadas hubiese bastado para certificar la veracidad del reclamo, sin embargo, el protocolo cordobés redactado por el Comité de Operaciones de Emergencias -COE- pareciera no tener  lugar para excepciones, y por el contrario queda la sensación que basa su accionar en la “Doctrina de la Indolencia”.

 

De vuelta en Plottier el padre se hizo un hisopado que le dio negativo. Ya era tarde.

 

“Siento tanta impotencia que sean arrebatados los derechos de mi padre para verme y a mí para verlo…(…)…Acuérdense, hasta mi último suspiro tengo mis derechos”, escribió Solange de puño y letra poco antes de fallecer.

 

 

INDIFERENCIA

 

Escribo estas líneas el sábado 22 de agosto a las 21:12 horas mientras reviso las cuentas de Twitter del Pdte. Alberto Fernández, y del Gobernador de Córdoba Juan Schiaretti en busca de alguna expresión de condolencias para la familia de Solange y nada, pese a que este ha sido un caso que ha estremecido hasta al más duro de los argentinos.  Lo último que escribió el Presidente fue el día anterior sobre su decisión de declarar servicios públicos la telefonía celular, internet y la televisión pagada, mientras el Gobernador escribió el mismo día su regocijo porque la empresa Tubojet tendrá gas natural.

 

Me voy entonces a la página del COE y sólo veo satisfacción porque la Cruz Roja les donó termómetros, porque la Organización Panamericana de la Salud les dijo que Córdoba es un ejemplo y veo además la entrega de ambulancias en la ciudad de Dean Funes.    Me reafirmo entonces; es la “Doctrina de la Indolencia”.  Dejo hasta aquí esto de Solange. No hay nada más que agregar, saquen ustedes sus conclusiones.

 

Voy a otro lugar,  donde me encuentro con el mensaje de una persona que comenta, “la pandemia fue un obstáculo para que mi esposo pudiera atenderse. Lamentablemente falleció”.   Seguro que casos como estos debe haber muchísimos más.

 

Valga entonces la reflexión.

 

La autoridad, el poder sin sentido común, sin criterio, sin lugar a excepciones a las reglas, no tiene ningún sentido.  Lo primero que me viene a la cabeza es la reafirmación de una columna anterior que escribí aquí.  “Los que gobiernan no son los mejores, sino simplemente son los más votados”.

 

Pienso que en alguna parte, alguien investido con autoridad tendrá que preocuparse de redactar -¡150 días después de iniciada la cuarentena!*- un protocolo especial para los casos médicos serios, y no me vengan con que existen los permisos de 24 horas para ir a ver al doctor.  Estoy hablando de casos médicos complejos, de aquellos que requieren derivaciones de una ciudad a otra o de un país a otro  y que ya no pueden seguir esperando; donde todas las partes que tengan que intervenir asuman responsabilidades de acuerdo a su rol, comenzando, por cierto, por la responsabilidad del Poder Ejecutivo, máximo responsable de los éxitos y fracasos frente a la pandemia.

 

 

LOS CASOS SE ACUMULAN

 

Por ejemplo, que el centro asistencial que reciba tenga un protocolo del cual se hará cargo desde el mismo momento que toma contacto con el paciente, que podrá ser en la puerta del establecimiento o yéndolo a buscar directamente donde sea,  su casa, el aeropuerto, o el trasbordo de ambulancia,  aplicando todas las medidas de bioseguridad  para el paciente y su acompañante si lo hubiera.  Habrá que cuidar que no se contagie o no contagie. 

 

En realidad dudo que algún centro médico no tenga esos protocolos.  Lo que no hay son las autorizaciones gubernamentales.  Mientras tanto, los casos se acumulan, los pacientes que tenían que operarse no se operan y los que tenían que seguir tratamientos no los siguen.  Será necesario decir que la gente se sigue enfermando, que los que ya estaban enfermos se enferman más, y otros seguramente se murieron?

 

Cinco meses después los hospitales no colapsaron por el Covid19.  Sería esperable que no colapsen por la demanda contenida o que las listas de espera que antes de la cuarentena** ya eran largas no sean ahora eternas.   

 

Protocolos de los prestadores médicos sabemos que hay. Faltan autoridades que los aprueben. Sobra retórica e indolencia, ¿o no cree usted?

 

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N. de la R:

* =  El 14 de agosto el Presidente de Argentina. Alberto Fernández dijo que “la cuarentena no existe”, sin embargo la extendió hasta el 30 de ese mes.  Ese día el país habrá cumplido 163 días de aquello que no existe.

** =  Reiterado y utópico error de este redactor al volver a invocar el vocablo cuarentena en circunstancias que eso es algo que no existe, como Utopos.

 

lunes, 17 de agosto de 2020

ARGENTINA: QUE HABLEN CLARO


Transcurridos cinco meses de cuarentena no sólo se han deteriorado en la Argentina las cifras de contagiados y fallecidos, la economía y todos los indicadores de bienestar social. 

 

Ese deterioro no ha eximido a la credibilidad y la imagen presidencial.  En los últimos días nos hemos enterado de que las cifras no parecen ser lo que son.  Un aporte más a la poca y ninguna confianza en las instituciones vernáculas.  Sin datos confiables es difícil gestionar. Elemental.

 

En temas sensibles hay que hilar fino. Hablemos del conurbano donde parecería estar el foco de lo que no se sabe bien.  Hoy seguir mostrando números CABA-AMBA parecería que conlleva una segunda intención: no mostrar la realidad del Conurbano.

 

¿Por qué no afinar la focalización geográfica de los casos presentándolos en un Mapa de Riesgo por Partidos?  Así sabríamos bien dónde está el problema, y sin dudas, mejoraría la gestión.   Quizás eso evitaría que el encierro lo paguen “justos y pecadores”, permitiendo entonces restricciones diferenciadas por distritos lo cual aliviaría la angustiada situación de miles de personas.  Elemental también.

 

Con todo el derecho a desconfiar uno podría pensar que no presentar datos por partidos llevaría implícito tener que admitir que los principales focos de contagios están en zonas electoralmente adictas. La falta de transparencia y mensajes confusos les dan a las personas todo el derecho a ser desconfiadas.

 

Cuando uno toma decisiones espera como contrapartida resultados probables. Eso se llama presupuesto.  Cuando eso falla las razones pueden ser variadas, las responsabilidades también, sin embargo, el gobierno parece no hacerse cargo de ninguna, y, por el contrario, pone el foco en la culpa de los otros.  Eso en el barrio tiene nombre muy feo.

 

Y ya que hablamos del sentir popular, la conclusión de lo que ocurre se puede resumir en la siguiente frase: “la gente no come vidrio”.

 

Por otro lado, sería saludable y serio contrastar cifras Covid vs estadísticas estacionales de enfermedades respiratorias.  No debemos olvidar que todos los años los establecimientos de salud colapsan y los contagiados y fallecidos se incrementan de manera preocupante.  Entonces, si se desagregaran las cifras todos sabríamos dónde estamos parados; si podemos estar más tranquilos o más nerviosos, y lo que es más importante cuál es la verdadera realidad.  Lo que se pide no implica nada más que agregarle un par de columnas a la Excel, pero sería muy saludable, ¿o no cree usted?

 


jueves, 6 de agosto de 2020

CHILE FENOMENAL

 No sé si se habrán dado cuenta, pero en los últimos diez meses hemos venido de fenómeno en fenómeno.

 

Arrancó el Estallido Social con una chispita que me hizo recordar esas películas en que el bandido deja caer un fósforo sobre un hilito de combustible y estalla todo.  Es que Chile venía alimentando ese hilito de  combustible hace 29 años.  Fue (en realidad es) un fenómeno. Porque el Estallido Social lo activaron los jóvenes y lo manejaron todos y nadie al mismo tiempo pues la política tuvo que acovacharse.

 

No salíamos de una cuando nos enteramos que desde China se venía algo complicado de lo que no sabíamos mucho, pero era como esas cosas de las películas. Covid19 lo llamaron, y aquí estamos, cinco meses después tratando de entender cómo se sale de esto y viviendo de una forma rara.

 

Y mientras tratábamos de entender ese fenómeno nos encontramos con otro.  Los chilenos que por casi cuarenta años han venido juntando platita para su jubilación se encuentran con que el sueño dorado del jubilado no existe, que en quienes confiaron su dinero para el retiro son hoy extremadamente ricos y al mismo tiempo fabricantes de jubilados extremadamente pobres.  

 

Déjenme reforzar esa afirmación con el estudio “Industria de AFP chilena: ¿Cuánto gana y cuánto debería ganar?  del profesor Fernándo López, de la Facultad de Economía y Negocios, Universidad Alberto Hurtado, que dice así:

 

“En las últimas dos décadas, tanto expertos como la ciudadanía han considerado que las rentabilidades de la industria de las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) son "excesivas". Para sustentar esta afirmación, generalmente se comparan las rentabilidades de las industrias de AFP y bancaria. A modo de referencia, la rentabilidad sobre patrimonio promedio de las AFP en el período 1991-2015 fue 26,4%, cifra que supera en 66% al 16% alcanzado por la banca en el mismo período (ver Gráfico 1). Aunque estas cifras sugieren que la industria de las AFP obtiene ganancias sobre lo normal, tanto la dinámica como las fuentes de exposición al riesgo de ambas industrias son diferentes y, por tanto, no son comparables.”

 

Y ahí se vino el otro fenómeno. El oficialismo se peleó, el Presidente Piñera se debilitó aún más y el Congreso intimidado por aquello de que “vox populi, vox dei” no tuvo otra alternativa que diseñar la llave maestra para que las AFPs abran sus cajas fuerte y le devuelvan a los chilenos el 10% de sus ahorros previsionales.  Me acordé de la frase, “Vamos Chile que se puede”.

 

A propósito de Piñera.  Todo herido y masgullado por la rebelión de los propios, por las críticas por el manejo de la crisis Covid19, que entre sus víctimas se cobró al ministro de Salud, hace lo que cualquier Presidente en crisis: cambia de gabinete.  Opino que con esa decisión Piñera ha superado sus propias malas decisiones.  Puso en Interior a Víctor Pérez, del ala más derecha de la UDI y que en su currículo exhibe haber sido Alcalde designado por Pinochet.  Un tipo que no debe conocer el mundo real, en el que viven los chilenos de a pie porque desde 1981 vive a costa del Estado.  Un becado de la política.

 

En realidad el cambio de gabinete, por lo menos así me parece a mí, está lejos se lograr armonía y entendimiento entre los chilenos. La decisión presidencial fue nuevamente la chispa sobre el hilo de combustible pues dio pie para que los grupos más radicalizados vuelvan a las suyas, a crear un ambiente de tensión que sólo le hace peor a Chile.

 

 “De esto nada puede salir bien”, pensé. Lamentablemente no me equivoqué.  Volvió la violencia a las calles, volvió la violencia a La Araucanía, mientras Agosto comienza con un 12% de aprobación para el Pdte. Piñera. Otro fenómeno; o acaso alguien recuerda que en la historia republicana de Chile un Presidente haya alcanzado esos números.

 

“Lo tienen por las cuerdas”, dijo alguien por allí, y lo graficó diciendo que por eso volvieron a sacar desde un cajón el proyecto del impuesto a los “súper ricos” que estaba quietito desde Junio.

 

Al Presidente le quedan 20 meses de mandato, lo cual puede ser mucho o poco dependiendo del lado de la vereda que lo mires.  Creo que para Piñera es mucho, casi demasiado.  Algunos quieren que renuncie ya.    A mí me parece una pésima idea.  Preferiría que tome la iniciativa de anticipar las elecciones Presidenciales y Legislativas, pues de ese modo aprovechamos de fumigar todo, ¿o no cree usted?

 

 

FENÓMENO: Cosa inmaterial, hecho o suceso que se manifiesta y puede percibirse a través de los sentidos o del intelecto.

 

 

 

domingo, 19 de julio de 2020

ADMINISTRAR JUBILACIONES SIN FINES DE LUCRO

 

Treinta años después ha quedado comprobado que el sistema chileno de las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFPs) ha sido un fracaso.  Nótese que hablo del fracaso de las administradoras, no de la Capitalización Individual, que por ahora y en estas latitudes parece ser el menos malo de los sistemas jubilatorios.

 

Desde siempre he sostenido -sin que le importe a nadie, por cierto- que la Seguridad Social en nuestros países subdesarrollados no puede tener fines de lucro, sino que debe estar en manos capaces de garantizar una buena jubilación a los aportantes después de 30 años de trabajo.  Una obviedad.

 

La historia demuestra que los sistemas de reparto en manos estatales son pésimos e injustos pues reparten “solidariamente” el esfuerzo personal de un trabajador que durante toda su vida laboral estuvo ahorrando para una jubilación digna.  En Chile antes del 81 fue un fracaso y en Argentina después de pulverizar a las AFJPs otro y peor pues incluso en ese país dieron jubilación a quienes nunca habían realizado un aporte.

 

Hoy Chile está en el ojo de una gran tormenta pues tres décadas después de la puesta en marcha del sistema se confirma que las AFPs y sus inversores han obtenidos ganancias más que suculentas mientras  han venido “fabricando” jubilados pobres.    Peor aún, ante la crisis económica provocada por el Covid y el descrédito de las administradoras, hoy se debate que los aportantes puedan retirar hasta el 10% del dinero que han juntado para su jubilación.  Serán jubilados más pobres aún.

 

Este debate ha trizado las alianzas políticas pues oficialistas y opositores se han dividido puertas hacia adentro entre los que están a favor y los que están en contra.  La última palabra será la del Presidente.   En algo tenemos que coincidir, será “pan para hoy, hambre para mañana”.

 

Pero volvamos al punto inicial.  La Seguridad Social no puede ni debe tener fin de lucro. En esta postura no busquen el sesgo ideológico del autor porque no lo hay, busquen el sesgo lógico.

La Revista de Análisis Económico -RAE-, en su edición Vol.31 No.2 Santiago Oct. 2016 presenta un trabajo del profesor Fernándo López, de la Facultad de Economía y Negocios, Universidad Alberto Hurtado, Chile, titulado “Industria de AFP chilena: ¿Cuánto gana y cuánto debería ganar?  El estudio comienza así:         

“En las últimas dos décadas, tanto expertos como la ciudadanía han considerado que las rentabilidades de la industria de las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) son "excesivas". Para sustentar esta afirmación, generalmente se comparan las rentabilidades de las industrias de AFP y bancaria. A modo de referencia, la rentabilidad sobre patrimonio promedio de las AFP en el período 1991-2015 fue 26,4%, cifra que supera en 66% al 16% alcanzado por la banca en el mismo período (ver Gráfico 1). Aunque estas cifras sugieren que la industria de las AFP obtiene ganancias sobre lo normal, tanto la dinámica como las fuentes de exposición al riesgo de ambas industrias son diferentes y, por tanto, no son comparables.

Gráfico 1: Rentabilidad sobre patrimono (ROE) de las industrias de AFP y bancaria en el período 1991-2015 (Cifras en porcentajes)


“Analizar si las ganancias de los dueños de las AFP son excesivas es relevante por al menos tres razones. Primero, el nivel de ganancias de una industria es un síntoma de su grado de competitividad. Si la rentabilidad observada en una industria es superior a la rentabilidad que se justifica por el nivel de riesgo del negocio, nuevos actores tendrán incentivos para ingresar y, como resultado, las ganancias de la industria caerán. En contraste, cuando un grupo de empresas tiene la capacidad de generar rentabilidades elevadas por un período sostenido de tiempo, generalmente se considera como un síntoma que refleja la presencia de barreras que limitan la competitividad de la industria (McAfee, Mialon y Williams, 2004). Segundo, esta falta de competitividad distorsiona la asignación de recursos de la economía. En el caso de las AFP, se produce una transferencia de excedentes desde los cotizantes hacia las administradoras. Esta transferencia también puede afectar otros mercados al aumentar la disponibilidad de recursos de las AFP y acentuar las necesidades de financiamiento de los cotizantes. Tercero, la percepción ciudadana de que la industria de AFP genera ganancias excesivas alimenta el descontento social afectando la legitimidad del sistema de pensiones.”

 

Luego de estos párrafos, la primera reflexión es, ¿y si esas utilidades en vez de ser repartidas entre los accionistas se hubiesen volcado a las cuentas individuales de los cotizantes, cuál sería el impacto sobre las jubilaciones?  Porque, convengamos, estamos hablando de muchísima plata.

 

En Chile, a partir de 1958, es decir diez años antes que se dictara la ley que las regula, se crearon las mutualidades de accidentes del trabajo (ACHS, Mutual e IST), que son un subsistema de la Seguridad Social y que administran SIN FINES DE LUCRO y con participación paritaria todo lo relacionado con la prevención de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales.  En general lo han hecho más que bien, prueba de ello es que nadie ha insinuado siquiera meterles mano, y eso que allí se mueven mucho miles de millones de pesos.  Lo que quiero significar es que si se quiere, se puede.

 

¿Qué impediría entonces que el sistema de pensiones tenga un mecanismo de administración similar?   Sin dudas que eso será siempre mucho mejor que terminar con el sistema, o volver todo a manos del Estado.  Insisto, el sistema no es el problema, sino sus administradores.

 

En Chile se ha hablado mucho de reforma previsional; se han armado comisiones, se han realizado estudios, han opinado todos los actores de la política, pero varios años después todo sigue tan peor como antes.

 

Ahora, permitir que los aportantes retiren hasta un 10% de sus ahorros jubilatorios es francamente una pésima idea.  Por qué no explorar esa otra alternativa?

 

El tema sin dudas es para un largo debate (otro y otros más), pero hay que darlo, y en lo posible con más voces técnicas que políticas pues el asunto es demasiado delicado para dejarlo en manos de los políticos. ¿O no cree usted?

sábado, 11 de julio de 2020

"HAGAN BUENAS HISTORIAS DE LOS CORRUPTOS Y LAS VÍCTIMAS"

Me voy a tomar una licencia.  Hoy no escribiré una columna de opinión, la cederé a una crónica porque me parece que el tema lo vale.

 

Hoy, 11 de Julio es el Día del Periodista en Chile. Fecha propicia para compartir conceptos urbi et orbi sobre la profesión comentados por Mónica González, Premio Nacional del Periodismo 2019 a los cuales adhiero100%.   Al que le caiga el sayo…ya saben.

 

Consecuente con su estilo de hablar sin pelos en la lengua, la periodista dice:  “Hay que tener más talento que ayer; no hay que ser políticos, hay que ser periodistas.  Y eso es difícil porque “puchas” que les gusta a nuestros colegas ser políticos”. Lo dice mientras dialoga en un foro con periodistas vía Skype, organizado por la Radio de la Universidad Austral de Chile.

 

Categórica, González -reconocida por ser una de las mejores plumas hispanas en Periodismo de Investigación, enfatiza: “No.  Hay que ser periodistas.  Yo no entiendo por qué no se dedican a la política.  Hay que ser periodistas, no hay que tener anteojeras.  Eso te da credibilidad.  Somos más vitales que nunca”.

 

DESMENUZAR EL PODER

 

Hablándole a sus colegas jóvenes, agrega: “Somos el único cordón umbilical que une a la gente que está cagada de susto, llena de miedo por el poder.  Y nosotros tenemos que desmenuzar el poder, con respeto…(   ) Y exigimos que se nos trate  con respeto, y cuando no nos tratan con respeto pateamos, reclamamos para que esto se acabe”.

 

Luego, casi como una arenga, provoca a sus colegas:  “Desmenucen las cajas, sigan las líneas del dinero, hagan buenas historias de los corruptos y las víctimas.  Pongan el mejor talento al servicio de contar historias.  Hagan que la gente se estremezca y se indigne”.

 

Ahora opino yo.  


Hay que rescatar de manera Urgente a aquel periodismo de las preguntas incómodas, aquel que lo cuestiona todo e incomoda a todos, y al mismo tiempo hay repudiar al periodismo genuflexo o aquel que sólo se alimenta de gacetillas.  Esperemos que esto también sea una consecuencia de la nueva normalidad ¿O no cree usted?

VIOLENCIA MACHISTA. AY QUÉ TEMA, ¿NO?

“L a acumulación de crímenes por violencia machista ha originado entre los lectores diversos debates sobre cómo deben contarse estos abomina...